LA ALCACHOFA. La famosa aliada de las dietas
Aunque se ha convertido en protagonista de algunas dietas y métodos de adelgazamiento, a veces cuestionables, lo cierto es que la alcachofa tiene otras muchas virtudes por las que debe ser tenida en cuenta. Es cierto que se trata de una verdura depurativa y diurética, ideal para quienes cuidan la línea, pero te proponemos descubrir otros beneficios.
LO QUE DEBES SABER
- Presenta múltiples cualidades a nivel digestivo y funcional, es la hortaliza con mayor contenido en fibra.
- Tiene un efecto beneficioso sobre la digestión de las grasas debido a su aporte de cinarina, un componente que le proporciona parte de su sabor amargo.
- Conviene a cualquier persona con problemas digestivo, estreñimiento, retención de líquidos, etc.
Muy rica en fibra y diurética
Aunque se ha convertido en protagonista de algunas dietas y métodos de adelgazamiento, a veces cuestionables, lo cierto es que la alcachofa tiene otras muchas virtudes por las que debe ser tenida en cuenta. Es cierto que se trata de una verdura depurativa y diurética, ideal para quienes cuidan la línea, pero te proponemos descubrir otros beneficios.
La alcachofa presenta múltiples cualidades a nivel digestivo y funcional. Destaca por ser, con diferencia, la hortaliza con mayor contenido en fibra, aunque hay que tener en cuenta que no la consumimos entera. Como sabemos, la fibra contribuye, entre otras cosas, a la regulación del tránsito intestinal y a ralentizar la absorción de nutrientes evitando subidas bruscas de glucosa en sangre. También es rica en vitamina B1, necesaria para el metabolismo de los hidratos de carbono. Contiene, además, sustancias bioactivas con funciones antioxidantes, antiinflamatorias y diuréticas. Y cabe destacar el papel de la alcachofa sobre la estimulación de la diuresis, motivo por el que forma parte de dietas encaminadas a evitar la retención de líquidos.
Depurativa
La alcachofa, además, tiene un efecto beneficioso sobre la digestión de las grasas. Esto se debe a su aporte de cinarina, un componente que le proporciona parte de su sabor amargo. La cinarina y otras sustancias presentes en la alcachofa tienen efecto colerético, lo que significa que incrementan la secreción de bilis por parte del hígado, y precisamente la función de la bilis es la de contribuir a la digestión de las grasas. Con este efecto también se consigue bilis más fluida y se estimula la descongestión del hígado, por lo cual a menudo se considera la alcachofa como una planta depurativa hepática.
Cómo tomarla
La alcachofa se prepara de múltiples maneras: al horno, a la parrilla, al vapor, rebozada, frita, en sofritos y guisos… Se utiliza en tortillas, pizzas, menestras de verduras, etc. Además, tiene un importante mercado como verdura en conserva, en agua y sal, en vinagre, congelada…
Cuando la consumimos fresca debemos ser cuidadosos al manipularla, para evitar que se dañe o se oxide. Para que no se oxide debemos utilizar limón o vinagre: podemos rociar las alcachofas, frotarlas con el limón o añadir el vinagre o el limón en el agua de cocción y tenerlas poco tiempo en contacto con el aire. Además, hay que tener en cuenta que las alcachofas tiñen nuestra piel al pelarlas; para evitarlo, lo mejor es utilizar guantes.
A quién conviene y a quién no
La alcachofa puede ser aconsejable para cualquier persona, aunque tiene especial interés en los siguientes casos:
– Personas con problemas digestivos a causa de las grasas, ya que tiene efecto colerético, es decir, aumenta la secreción de la bilis.
– En casos de retención de líquidos, por su efecto estimulante de la diuresis.
– Para niños y deportistas y, en general, todas aquellas personas que sigan dietas ricas en hidratos de carbono, puesto que es abundante en vitamina B1, necesaria para metabolizar este tipo de nutrientes.
– Si se sufre estreñimiento, debido a su alto contenido en fibra.
– En casos de diabetes, pues aportan pocos hidratos de carbono simples, entre ellos la fructosa, asimilable sin insulina. Además, el alto contenido en fibras retarda la absorción de los nutrientes, y otras sustancias como la cinarina tienen un ligero efecto hipoglucemiante.
– Para personas con el colesterol elevado, ya que el contenido en fibra y esteroles vegetales de la alcachofa contribuyen a una menor absorción del colesterol procedente de la dieta.
No resulta conveniente en determinados casos:
En caso de flatulencias, aerofagia o dispepsia, pues la importante cantidad de fibra de la alcachofa puede favorecerlas. En estos casos puede resultar útil tomar, después de las comidas, infusiones que contribuyan a mejorar las digestiones como la manzanilla, el anís verde, el hinojo o la hierbabuena.
Consejos de compra y conservación
Al comprar alcachofas debemos comprobar que están frescas y crujientes, algo que notaremos si, al apretar sus hojas, oímos o notamos el crujir de sus hojas. Si, de lo contrario, las hojas están blandas, de un color parduzco y se separan con facilidad significará que ha perdido su frescura. También rechazaremos alcachofas con la base seca y endurecida.
Además, procuraremos escoger las más pesadas en relación con su tamaño, con hojas firmes, gruesas y bien formadas.
Para su conservación lo ideal es mantenerlas en lugar fresco y no cortarles el tallo hasta el momento de prepararlas y consumirlas. Podemos introducirlas en una bolsa de plástico dentro del frigorífico o incluso dejarlas en agua a modo de flor, también en frío.